Lectura: 1 Corintios 3:9-17

A muchos niños les gusta jugar con bloques plásticos de construcción.  Esos pequeños bloques llenos de colores y formas, despiertan la imaginación de los más pequeños, con ellos pueden construir mundos, casas, aviones, barcos o el diseño que aparece en las instrucciones.

Luego de ensamblar por primera vez el modelo de la caja, la mayoría empieza a cambiar la forma original y crean otras nuevas, y poco tiempo después ya no necesitan ver más las instrucciones.  Experimentar de esta forma, en algunas ocasiones implica que no se obtengan los resultados esperados y según las expectativas, es en esos momentos cuando buscan las instrucciones que pensaron que ya no necesitarían.

Nuestra vida muchas veces se comporta como esos bloques de juguete, con el tiempo hay piezas que se salen de lugar y que se requieren volver a colocar en su sitio según las instrucciones de Dios.

Si tenemos a Jesús como cimiento, debemos seguir el diseño que Él tiene para nosotros. Pablo escribió: “… cada uno mire cómo edifica… encima del fundamento” (1 Corintios 3:10-11). ¿Qué incluye ese diseño? Quizás implique valorar a los demás al servirles con humildad (Filipenses 2:3-4), dar generosamente de nuestros recursos para ayudar a los necesitados (Santiago 2:14-17), responder con amor a quienes nos hayan tratado mal (Romanos 12:14-21). Estas son solo algunas de las piezas que el Señor quiere que armes para construir una vida digna de ser su templo (1 Corintios 3:16).

  1. ¿Estás siguiendo las instrucciones de Dios tus propias invenciones?  Si es así, puede ser que el resultado no sea el que anhelas.
  2. Permite que Dios sea el cimiento de tu vida y edifica sobre Él para su gloria.

HG/MD

“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro está edificando encima. Pero cada uno mire cómo edifica encima, porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:10-11).