Lectura: 1 Juan 1:1-10

Con los años se ha consolidado una tradición en la cual el presidente de los Estados Unidos decreta un indulto oficial para el “Pavo Nacional del Día de Acción de Gracias”.  En una de estas ceremonias el presidente de turno señaló: “Nuestro invitado de honor parece un poco nervioso. Nadie le ha dicho todavía que lo voy a indultar”. El pobre pavo tenía una buena razón para estar inquieto: sin una absolución, estaba condenado a ser la cena para festejar el día de acción de gracias.

Nosotros estamos en una situación similar en lo que respecta a nuestro pecado. Sin el perdón de Dios, vamos camino a la muerte segura. Esta condición es el resultado directo de nuestros errores. El apóstol Pablo señala muy apropiadamente lo siguiente: “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).  

Sin embargo, podemos ser librados de esta sentencia de muerte, debido a que Jesús cargó nuestros pecados sobre Su cuerpo en la cruz, “…a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados” (1 Pedro 2:24). En 1 Juan 1:7, se nos dice que la sangre de Cristo “nos limpia de todo pecado”.  Y para terminar veamos cómo termina el apóstol Pablo el versículo de Romanos 6:23: “…pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

  1. Acepta hoy el perdón de Dios por tus pecados, para puedas también disfrutar de la vida eterna que tan sólo Jesús nos puede ofrecer (Romanos 10:9).
  2. No podremos nunca darle las gracias suficientes a Dios por Su amor inmerecido

HG/MD

“Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados” (1 Pedro 2:24).