Lectura: 1 Corintios 10:1-13

Ver una noticia sobre la mala conducta de una figura pública se ha convertido en algo tan usual, que, aunque nos decepcionemos, ya casi no nos sorprende.

Pero, pensemos por un segundo en esta situación: ¿cómo se supone que debemos reaccionar ante la noticia del fracaso moral de una persona destacada o de un amigo?

La respuesta a esta pregunta podría iniciar por nosotros mismos, debemos mantenernos alertas ante la triste realidad de que ahí donde una persona ha caído, es exactamente donde cualquiera puede caer, incluidos nosotros.

Esta advertencia, está en línea con las palabras del apóstol Pablo con respecto a que debemos estar conscientes de nuestra propia vulnerabilidad al ver los pecados de otros. Luego de hacer un rápido recorrido por la desobediencia del pueblo judío (1 Corintios 10:1-5), Pablo fue muy claro al decirle a sus lectores que debían aprender de los errores de otros para que no los repitieran (vv.6-11), y al hacer esto, no se centró en pecados pasados sino en el orgullo que nos acompaña todos los días, y por eso escribió las siguientes líneas: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (v.12).

Sacudir la cabeza a manera de reproche es una reacción común ante el pecado manifiesto. Sin embargo, es más útil la cabeza que asiente, diciendo: “Sí, yo también soy capaz de hacer eso”, y que después se inclina para orar por aquel que ha caído y por el que piensa que está firme.

  1. Estar en desacuerdo ante una mala conducta que vemos en otros, es bueno, sin embargo, unido a esa reacción debe aparecer la autoevaluación que nos diga: “Yo también soy capaz de hacer una cosa como esa, ¿Qué hago para no cometer el mismo error?”.
  2. Antes de seguir criticando, ora por la persona que cometió el error, busca una forma de restaurarla o ayudarla a volver al camino correcto.

HG/MD

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).