Lectura: Filipenses 2:5-11
Si supieras con certeza que perderías la voz y que jamás podrías volver a hablar de nuevo, ¿cuáles serían tus palabras finales?
Un hombre con cáncer a la garganta enfrentó una operación que le salvaría la vida pero no su voz. Justo antes de la intervención, pasó tiempo con su esposa hablándole de su amor por ella. Hizo lo mismo con su hija.
Luego le pidió al doctor que le hiciera saber de manera precisa cuándo es que la anestesia lo dejaría inconsciente. Mientras el hombre caía en el sueño, dijo claramente, “¡Jesús! ¡Jesús!” Ésa fue la última palabra que eligió pronunciar en su vida – “¡Jesús!”
¿Cuán significativo es el nombre de Jesús para nosotros? Otros nombres, como los de aquéllos que amamos, son inexpresablemente preciosos. Pero para aquéllos de nosotros que somos redimidos por la gracia de Dios, el nombre de Jesús es el más significativo de todos. Y también lo es para nuestro Padre celestial. Él “le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla… y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil. 2:9-11).
Por el resto de nuestras vidas y por toda la eternidad, magnifiquemos ese maravilloso nombre – Jesús.
1. El nombre Jesús es común en nuestros días, sin embargo el Dios/hombre asociado a este es único: ¿Qué significa para ti?
2. Algún día esperamos muy próximo toda rodilla se doblará delante de Jesús, ¿tu ya lo hiciste?
NPD/VG