Lectura: Gálatas 5:16-25

En El León, la Bruja, y el Ropero, Edmund fácilmente fue conquistado por la malvada bruja blanca, llevándolo al lado de las tinieblas. El método que ella utilizó fue sencillo: apeló al amor de él por la comida sustanciosa y dulce, así como también por su sed de posición y venganza. La delicia tentadora que le ofreció fue deliciosa, y lo dejó ansiando aún más. Tan grande fue su atractivo que llevó a Edmund a traicionar a su hermano y hermanas.

Los apetitos por el mundo y la carne son herramientas poderosas y adictivas del diablo. Él apela a nuestro amor por lo que satisface nuestros deseos egoístas y pecaminosos y lo utiliza para tentarnos, controlarnos, desalentarnos, derrotarnos, y destruirnos. Ansiamos poder, dinero, comida, alcohol, ropa o sexo, aun cuando estamos en peligro de sacrificar a nuestros amigos, nuestros seres amados, e incluso nuestra relación con nuestro Salvador con tal de satisfacer nuestros deseos.

¿Cómo podemos resistir las tentaciones de Satanás? Pablo dijo, «andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne» (Gál. 5:16). También escribió, «vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne» (Ro. 13:14). Y Juan dijo, «no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo» (1 Juan 2:15).

1.  Todos tenemos debilidades, para algunos son las comidas, para otros los chismes, para otros la atracción incontrolada por el sexo opuesto, o el sexo en sí,  algunos sucumben a la vagancia, otros a la violencia.  Debemos estar conscientes de nuestras debilidades para saber que el enemigo Satanás tratará de actuar o enviarnos tentaciones deliciosas que nos hagan dudar del camino que hemos elegido.   Debemos recordar las palabras de Pablo.:

“Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir.” – 1 Corintios 10:13

2. Vístete del Señor y camina en el Espíritu. Esa es la manera de romper el poder del síndrome de la delicia tentadora.

NPD/DCE