Lectura: Efesios 1:15-23

Una famosa periodista ganadora de premios, escribió una columna cuyo tema versaba sobre la que consideraba, había sido, su mejor maestra de primaria.  En una oportunidad se le ocurrió enviarle uno de sus artículos más premiados a la maestra, quien siempre había enseñado a los estudiantes a confiar en sus habilidades y talentos para salir adelante en la vida. 

No obstante, cuando recibió la respuesta mediante carta escrita del puño y letra de su ya anciana maestra, se desilusionó profundamente ya que decía más o menos lo siguiente: “Sabía que eras inteligente, pero nunca pensé que un día leería artículos de tu pluma en el periódico”.  La periodista en lugar de eso esperaba, palabras como: “Sabía que eras capaz y alcanzarías el éxito”.

Si alguien debe ser capaz de transmitir esperanza y apoyar a otras personas, es el creyente.  En nuestra lectura devocional, el apóstol Pablo hizo saber a sus discípulos estudiantes, que oraba por ellos a menudo.  Quería enseñarles con sabiduría y estaba agradecido con Dios por sus vidas; tenía grandes expectativas de ellos y promovía sus habilidades y talentos, y principalmente quería que mostraran el carácter y prioridades de Cristo.

  1. Conforme crecemos en la fe, es cada vez más sencillo alentar a otros. Juntos podemos realizar grandes cosas para Él.
  2. Una pequeña muestra de amor desinteresado, puede encender la llama del amor de alguien más hacia Dios.

HG/MD

“No ceso de dar gracias por ustedes recordándoles en mis oraciones” (Efesios 1:16).