Lectura: Salmos 103:1-22
Muchas veces nos centramos demasiado en las necesidades y olvidamos las bendiciones que ya tenemos.
Al leer el Salmo 103:2 el salmista nos recuerda lo siguiente: “Bendice, oh alma mía, al Señor y no olvides ninguno de sus beneficios”. Y es que en verdad hemos recibido tanto del Señor: su cuidado, su provisión, su renovación y sobre todo su perdón (Salmos 103:4-5).
¿Cómo podemos olvidar todo esto? No obstante, solemos hacerlo cuando la vida cotidiana desvía nuestra atención hacia las necesidades, los fracasos y las circunstancias que parecen estar fuera de control.
En esa línea el autor de este salmo nos llama a recordar: “Compasivo y clemente es el Señor… No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Pues como la altura de los cielos sobre la tierra, así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen” (Salmos 103:8,10-11).
En nuestro andar de fe, siempre debemos tener presente que ante el Señor no tenemos ningún mérito y que todo nos ha sido dado por su gracia salvadora, lo que debe movernos a tener una vida humilde y agradecida por sus múltiples bendiciones.
- Recuerda cada día sus bendiciones.
- Gracias Señor porque no me das lo que merezco.
HG/MD
“Bendice, oh alma mía, al Señor. Bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmos 103:1).
0 comentarios