Lectura: Romanos 8:28-39

Cuando expresamos nuestra gratitud a Dios, es fácil hacer hincapié en la prosperidad material y en las cosas de la vida que son maravillosas, pero que se pueden perder fácilmente.  La buena salud es una gran bendición, pero podríamos perderla mañana.  En las más amorosas familias y amistades, llega la muerte cuando menos se espera.  Nuestras mesas pueden estar llenas de alimentos hoy, pero podríamos perder el empleo mañana y no saber de dónde saldrá la próxima comida.

¿Por qué no damos gracias hoy, de una manera diferente?  En lugar de centrarnos en las áreas tradicionales de comida, familia y amigos, demos gracias a Dios por lo que no podemos perder.

Romanos 8:35-39 es un lugar muy bueno para comenzar.  Después de considerar las dificultades y calamidades que pueden despojarnos de las cosas externas de la vida, Pablo concluyó que ninguna de ellas “podrá separar (nos) del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom.8:39).  El amor de Dios es inmutable, inagotable, inalterable e invencible.

Padre Celestial, si hemos de estar lejos de nuestro hogar y nuestra familia hoy, si tenemos un cuerpo o un espíritu debilitado, si hay un vacío en nuestro corazón, si no tenemos nada que comer, aun así te damos gracias por tu amor en Cristo, porque nada, ni nadie nos puede despojar de Tu amor.

  1. Para renovar tu amor a Dios, repasa el amor de Dios por ti. Dios siempre cuida de ti.

 

  1. ¡Gracias Mi Señor y Mi Salvador!

 

NPD/DCM