Lectura: Deuteronomio 31:1-8

Hace algunos años compré una maleta, y como parte de la promoción de venta la tienda incluía una garantía de por vida.  “No importa lo que suceda”, decía el vendedor, nosotros la repararemos o la reemplazaremos gratuitamente. El precio era bastante elevado, pero ante tal promesa decidí comprar un par de ellas.  He de decir que con los años la tuve que llevar un par de veces a reparar, y efectivamente la repararon sin costo; no obstante, hace un par de años me enteré que la empresa productora se declaró en bancarrota, lo cual tuvo como consecuencia inmediata que también se hundieran las garantías de sus productos.

En un mundo donde las promesas la mayoría de las veces no valen más que el papel en el que se escriben, existe una promesa en la cual podemos confiar.  A través de la Biblia hay una promesa repetida de que Dios no abandona a quienes depositan su fe en Él.  En Deuteronomio 31 leímos las palabras que Moisés le compartió a Josué: “El Señor es quien va delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te desamparará. ¡No temas ni te atemorices!” (v.8).

El Señor vuelve a repetir esta dulce promesa en el libro de Hebreos 13:5-6: “…Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé. De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi socorro, y no temeré. ¿Qué me podrá hacer el hombre?”.

Las promesas de Dios son inquebrantables, la presencia de Dios en nosotros es la clave para vivir una vida con confianza y contentamiento.

  1. Posiblemente, en esta vida te defraudarán personas que incumplen sus promesas, pero puedes estar seguro que las promesas de Dios para nuestro tiempo, se cumplirán.
  2. Las promesas de Dios, vienen con garantía eterna.

HG/MD

“El Señor es quien va delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te desamparará. ¡No temas ni te atemorices!” (Deuteronomio 31:8).