Lectura: Génesis 1:1-5

Al nuevo gerente del restaurante se le ocurrió una idea “muy creativa” para atraer a más comensales a su negocio, la llamó: “una comida verdaderamente a la luz de las velas”.

El día del evento decoraron bellamente el restaurante, fueron recibiendo a sus invitados uno por uno, les asignaron las mesas y todos estaban encantados con el nuevo estilo. Después de unas palabras de bienvenida, les pidieron que se sentaran en sus respectivas sillas, encendieron una pequeña luz en cada una de las mesas y apagaron las luces del salón.

La luz era tan baja que las personas empezaron a sacar sus celulares para alumbrar el menú y para poder comer las entradas que les estaban sirviendo.  Luego de un tiempo de soportar esta situación, uno de los invitados se levantó y pidió a un camarero que por favor: “Encendieran las luces nuevamente”, a lo que el gerente accedió no sin antes indicar que esta era parte de la sorpresa para la cena a la luz de las velas.

Esa noche oscura se convirtió en celebración y tranquilidad con la simple presión de un botón de encendido.

Cuanto más importante es conocer la fuente de la luz verdadera; Dios mismo expresó estas palabras al finalizar el primer día de la creación: “Sea la luz”, y fue la luz. Dios vio que la luz era buena” (Génesis 1:3-4).

La luz es una expresión del amor de Dios por nosotros, la cual nos recuerda al Creador Jesús: “la luz del mundo” (Juan 8:12), quien nos sacó de la oscuridad del pecado (Efesios 2:1-3).

  1. Al caminar en su luz te encuentras en el sendero de una vida que realmente glorifica a Dios.
  2. Piensa por un momento en alguna situación en la que Dios te ha guiado con su luz, ahora agradécele por ese maravilloso regalo.

HG/MD

“Entonces dijo Dios: “Sea la luz”, y fue la luz” (Génesis 1:3).