Lectura: Salmo 57:1-11

El sistema de oleoducto Trans-Alaska recorre 1.287 km a través de ese estado. Debido a que fue construido en una zona de terremotos frecuentes, los ingenieros tuvieron que asegurarse de que el conducto soportara la fuerza de esos fenómenos naturales.

Para ello, se utilizó una red de membranas deslizantes de teflón que tienen como objetivo disminuir el impacto cuando el terreno se mueve debajo de las cañerías.  Hace 20 años el oleoducto tuvo que pasar su primera gran prueba, ya que un terremoto de magnitud 7.9 en la escala de Richter, hizo que se moviera la tierra unos 5,5 metros hacia un costado.  Aunque la estructura sufrió algunos daños en sus soportes, las membranas superaron las expectativas, y con el efecto del terremoto se ajustaron sin dañar el conducto. La clave del éxito fue la flexibilidad del material utilizado.

El camino por el cual transita el creyente, se construye sobre la base firme de la confianza en Dios.  Sin embargo, cuando tomamos una actitud inflexible con respecto a Dios, de seguro empezamos a enfrentar problemas. 

En medio de las crisis podemos tener la tentación de dejar de mirar al Señor y centrarnos en nuestras circunstancias difíciles, por lo que cuando enfrentamos problemas, en lugar de enforcarnos en nosotros debemos ser flexibles, mirar a lo alto y orar: “Señor, no comprendo por qué has permitido que estas situaciones ocurran en mi vida, pero estoy seguro y confío en que me dirigirás con tu luz para encontrar el camino en medio de tanta oscuridad”.

El salmista, quien pasaba momentos difíciles en su vida, lo expresó de la siguiente manera: “…ten misericordia de mí porque en ti ha confiado mi alma. En la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen las calamidades” (Salmo 57:1).

  1. Cuando la tierra parece moverse debajo de nosotros, debemos ser flexibles en nuestras expectativas y confiar en el cuido y amor inconmovible de Dios.
  2. Confiemos en Dios a pesar de que los demás digan que no vale la pena.

HG/MD

“Porque grande, hasta los cielos, es tu misericordia; y hasta las nubes, tu verdad.” (Salmo 57:10).