Lectura: Isaías 40:1-11

Durante la Segunda Guerra Mundial, al ir avanzando la ocupación alemana en Países Bajos (Holanda), Ana Frank y su familia deciden esconderse en un lugar secreto en la parte trasera de su casa para tratar de escapar del peligro; ahí estuvieron durante casi dos años, hasta que los encontraron y fueron trasladados a un campo de concentración donde ella muere de tifus en 1945. 

Dos años más tarde, su padre y único sobreviviente de la tragedia publica el diario de Ana, del cual extraemos las siguientes líneas: “A la larga, el arma más afilada es un espíritu amable y gentil”.  Sin duda estas dos virtudes pueden resultar un gran desafío en la vida cotidiana.

En el libro de Isaías capítulo 40, Dios se nos muestra como gentil y poderoso, y se nos describe de esta forma: “… ¡He aquí su Dios! He aquí que el Señor Dios vendrá con poder, y su brazo gobernará por él” (vv.9-10); pero inmediatamente nos recuerda: “Como un pastor, apacentará su rebaño; con su brazo lo reunirá. A los corderitos llevará en su seno” (v.11).  Dios está lleno de poder contra la injusticia, pero a la vez es gentil al proteger al vulnerable.

Este mismo principio se repite, cuando nuestro Señor Jesús toma un látigo y voltea las mesas de los cambistas en el templo (Marcos 11:15-18); pero, al mismo tiempo trata con inmenso cariño y ternura a los niños (Marcos 10:13-16).  Denuncia con palabras fuertes a los falsos maestros fariseos (Mateo 23); pero, perdona a la mujer que necesitaba su misericordia (Juan 8:1-11).

  1. Hay momentos para defender con firmeza a los débiles, por ejemplo, el derecho de los bebés a la vida.
  2. Sin embargo, también habrá momentos para mostrar gentileza a quien no la merece, con el fin de mostrar que el Dios quien mora en nosotros, es más fuerte que cualquiera que crea que con la ofensa o el odio nos afectarán, e interrumpirán el cumplimiento de nuestra misión de compartir el evangelio.

HG/MD

“Su amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca!” (Filipenses 4:5).