Lectura: Juan 14:1-11

En un intento de expresar lo inexplicable, un hombre de negocios que era creyente en Cristo mantenía el siguiente lema sobre su escritorio: “¡Mayor es nuestro Dios, que nuestra mayor necesidad!”

Juan Wesley captó la misma verdad de manera diferente: “Muéstrame un gusano que pueda comprender al hombre, y te mostraré un hombre que pueda comprender a Dios”.  Y en el Salmo 145:3 David dijo de Dios: “Su grandeza es inescrutable”.  Sería como explicarle a una hormiga, que nuestro sistema solar está compuesto por planetas conformados en órbitas alrededor del sol.

Al tratar de entender la desconcertante naturaleza de nuestro Creador, lo mejor que podemos hacer es usar comparaciones.  Dios es como: un pastor fiel, un rey sabio y justo, un padre amoroso, un amigo digno de confianza.  Todas las analogías nos permiten vislumbrar la grandeza de Dios, pero son completamente inadecuadas para comprenderlo totalmente.

Es por eso que es tan difícil entender cómo podemos siquiera conocer al Creador.  Sin embargo, ese es el glorioso mensaje del evangelio.  Nuestro infinito Dios se ha revelado a Sí mismo en Su Hijo encarnado Jesucristo.  En los evangelios leemos con asombro y gratitud que el Creador llegó a ser nuestro Salvador, Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).

  1. Cuando miramos a Jesús y leemos lo que ha dicho, podemos conocer lo inescrutable.
  1. Si buscas a Dios, basta con decir: ¡Hola Señor, sabes te necesito y quiero saber más de Ti!”. Él te escuchará.

NPD/VCG