Lectura: Hebreos 8:1-6; 9:11-15
Estamos siempre en busca de mejores formas de hacer las cosas. Tenemos computadoras más rápidas, autos más eficientes y el mejor sonido para nuestra música, de hecho hemos tenido enormes avances desde la salida por primera vez del ábaco (instrumento utilizado para contar), el Modelo T (el primer auto de Ford que utilizó el modelo de línea de producción) y la Victrola (equipo de sonido muy antiguo).
Dios es el originador de las mejores maneras. El autor de Hebreos dice que los sacrificios de animales eran sólo una “sombra de las cosas celestiales”, ya que Cristo y Su muerte en la cruz, son las realidades (8:5; 9:11-15).
Antes de que Jesús viniera, la gente esperaba por el Día de la Expiación, momento en el que el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo. Los judíos llaman a este día especial Yom Kippur. En el Lugar Santísimo era donde se encontraba el Arca de la Alianza, ahí el sumo sacerdote ofrecía la sangre de un animal puro en nombre de sí mismo y de los hijos de Israel.
Cuando Jesucristo vino a la tierra, algo mejor fue revelado. Él mismo se convirtió en nuestro Sumo Sacerdote, sacrificando Su vida y derramando Su sangre para expiar nuestros pecados. Ahora, cuando aceptamos el regalo de Su perdón, podemos regocijarnos de que la pena por nuestros pecados ha sido pagada y nuestra culpa eliminada.
1. La salvación a través de Cristo Jesús es la única manera en que podemos ser perdonados y tener comunión con Dios. ¿Has encontrado esta mejor manera o continúas tratando de hacerlo a tu manera?
2. El sacrificio de Cristo y Su Perdón es exactamente lo que necesitas para tener vida eterna.
NPD/DB