Lectura: Hechos 8:1-8

Entre las mayores curiosidades del mundo marino se encuentran las estrellas de mar, por ejemplo, si por alguna razón pierden uno de sus brazos, les nace otro en su lugar.  Otro hecho simpático de estos seres vivos, es que si cortamos una estrella de mar en pedazos y ese pedazo contiene parte del disco central, producirá otra estrella de mar.

Ese hecho fue comprobado por unos pescadores de ostras, quienes descubrieron que sus cultivos estaban siendo invadidos por estrellas y desgraciadamente no sabían de esta particularidad; cuando las atraparon, “destruyeron” y lanzaron al mar, en realidad no se deshicieron de ellas, sino que por el contrario se multiplicaron.

Durante siglos, muchas naciones han odiado con todas sus fuerzas a los creyentes y han tratado de destruirlos.  Pero la persecución no ha destruido al cristianismo, sino que aun bajo las más terribles circunstancias, en lugar de ser destruido, el cristianismo ha sido fortalecido, y por así decirlo, florecido aun en los peores momentos, tal como lo profetizó nuestro Señor: “…las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

Los creyentes del primer siglo fueron perseguidos ferozmente a causa de la fe recién obtenida, y debido a las persecuciones la fe se esparció por toda Judea y Samaria, y no se quedó ahí, la Palabra de Dios era predicada por todo lugar donde eran esparcidos y debido a este hecho muchos más llegaron a creer (Hechos 8:4-6).

  1. No lo dudes, Dios utiliza aun las peores circunstancias como una oportunidad para que dependamos más de Él y para que otros conozcan que vivir por Cristo vale la pena, aun si ello significa dar nuestra vida por el Señor.
  2. La sangre de los mártires de la fe en Cristo, fue la semilla para el crecimiento de la iglesia, nunca lo olvides.

HG/MD

“Entonces, los que fueron esparcidos anduvieron anunciando la Palabra” (Hechos 8:4)