Lectura: 3 Juan 1-15
Al final de su vida, C. S. Lewis (quien vivió entre 1898-1963) mostró interés en el crecimiento espiritual de los creyentes quienes hacía poco tiempo habían aceptado a Cristo como Salvador.
Aunque su salud estaba muy deteriorada, dedicó algunos minutos para contestar la carta de un niño llamado Felipe. Tras elogiar la buena redacción del muchachito, Lewis señaló que estaba encantado porque entendía que, en Las Crónicas de Narnia, el león Aslan representaba a Jesucristo. Al día siguiente, Lewis murió en su casa en The Kilns, Oxford, Inglaterra, una semana antes de cumplir 65 años.
También, en sus últimos años el apóstol Juan envió una carta a sus hijos espirituales. En ella vemos el gozo de un creyente maduro que anima a sus discípulos espiritualmente más jóvenes, a continuar andando en la verdad y siguiendo a Cristo.
Juan escribió: “No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad” tal como lo leemos en 3 Juan 4. Aunque esta carta es muy breve según los parámetros del Nuevo Testamento, el apóstol demuestra el gozo que genera incentivar y observar el crecimiento espiritual de la próxima generación.
Puntos para la reflexión:
- En esta última semana del año, tómate el tiempo para enviar un mensaje de agradecimiento, una palabra de estímulo, una oración o brindar un consejo; estas pueden ser formas de animar a otros en su camino de fe con Dios.
- La siguiente generación necesita ESPERANZA quieren ver más creyentes maduros que quieran invertir en los más jóvenes en la fe, tú puedes ser uno de ellos.
Versículo para memorizar:
“No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 4 – RVA 2015)
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