Lectura: Juan 6:35-40

Charlotte Elliot (1789-1871), fue una mujer inválida que vivió en los inicios de la Inglaterra Victoriana. Una noche de 1834, no pudo conciliar el sueño pues su familia estaba muy motivada con la recaudación de fondos para construir una escuela en Brighton; sin embargo, ella se sentía inútil e incapaz al no poder colaborar con aquel proyecto comunitario de su familia, tal y como hubiera querido, sentía que no encajaba en este mundo.

Pero esa noche algo cambió en ella, se dio cuenta que Dios la aceptaba tal y como era; durante aquella noche y madrugada escribió uno de los himnos más bellos jamás escritos, a continuación transcribimos algunas de sus frases:

Tal como soy de pecador

Sin más confianza que tu amor

Ya que me llamas, acudí

Cordero de Dios, heme aquí.

Este poema (himno) fue incluido en el Invalid Hymn Book (Himnario del Inválido) y adicionalmente a estas palabras añadió al himno el pasaje Juan 6:37: “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene jamás lo echaré fuera”

En nuestra lectura devocional leímos una sección del capítulo 6 de Juan; las personas que habían llegado hasta ese lugar recorrieron kilómetros con tal de oír las palabras de aquel predicador que tenía un mensaje muy particular, muchos de ellos contaban con recursos muy limitados y no tenían con qué alimentarse. De forma milagrosa el Señor les suplió comida gracias al regalo de un muchacho que compartió lo que posiblemente era su cena: cinco hogazas de pan y dos pescados.  Después de ello el Señor usó el ejemplo del pan para explicar que él mismo se ofrecía como Pan de Vida (v.35) para ellos, y les prometió que no rechazaría a quien acudiera a Él.

  1. Al igual que en los tiempos de Jesús y en los de la señora Elliot, la oferta de Jesús sigue estando vigente hoy, cualquier persona que venga a Jesús será aceptada. Puedes acudir a él con tu pecado, tus penas, tus cargas y reconocer tus equivocaciones, Él te dará vida eterna.
  2. Nadie es demasiado bueno para merecer la salvación debido a sus propios méritos, lo cierto es que solo Jesús puede llenar el vacío en nuestro ser y ofrecernos lo que no somos capaces de alcanzar.

HG/MD

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.” (Juan 6:35)