Lectura: Salmos 15:1-5

En los talleres que realiza, un consultor de grandes empresas a menudo les pregunta lo siguiente a los ejecutivos y grandes empresarios que lo contratan: “¿Por qué debemos ser éticos?”  Las respuestas comúnmente se centran en los beneficios de la honestidad y la moralidad, otros agregan que ser éticos los alejan de problemas y los ayudan a mantener una conciencia limpia.

Luego de oír las opiniones de las personas, el consultor les comenta que nuestras decisiones deben estar basadas en principios y no en la conveniencia o el beneficio personal, y termina diciendo: “debemos ser éticos porque es lo que hay que hacer”.

En el Salmo 15, el salmista nos cuenta cómo una buena conducta debe estar ligada a la comunión con Dios, inicia con una pregunta: “Oh Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo?” v.1, la cual es respondida con ejemplos de la vida diaria: “El que anda en integridad y hace justicia, el que habla verdad en su corazón”, continúa describiendo relaciones honestas con vecinos y amigos (vv.3-4), y para terminar, resalta que debemos ser íntegros en los negocios y en los asuntos familiares (vv.4-5).  Este salmo concluye de la siguiente manera: “¡El que hace estas cosas no será movido jamás!”.

Ser ético es más que un concepto que se aprende en un taller, es una forma de vida que demuestra con los actos la presencia de Dios en nuestras vidas.     

  1. Siempre debemos hacer lo correcto, no de vez en cuando.
  2. No hay un mejor legado que la integridad.

HG/MD

“Pero sean hacedores de la Palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos” (Santiago 1:22).