Lectura: Salmos 71:1-24

Una amiga decidió ser educadora de historia para alumnos de secundaria, terminó sus estudios a sus 22 años e inmediatamente se le abrió la oportunidad de ser profesora en una secundaria de un pueblo rural.  Ella siempre ha tenido cara de niña, y un día me contó que el padre de una estudiante la detuvo y le dijo: “¿Por qué le estás dando lecciones a mi hija? ¡Eres muy joven!” Mi amiga le contestó: “Buen día señor, ¿Cómo está?, a pesar de mi apariencia, tengo un post grado en historia y estoy perfectamente calificada para darle clases a su hija”.

Cuando se toman posiciones de liderazgo o responsabilidad a una edad muy joven, siempre existen personas que se sorprenden y hasta en algunos casos se enojan por esos logros, ya que piensan que no se pueden asumir posiciones de responsabilidad con “poca experiencia de vida”, quizás sea porque creen que son mejores tan sólo por el simple hecho de ser unos años mayores.

Esto no ha cambiado con los siglos, el apóstol Pablo era muy consciente de esa forma de pensar.  Y es por ello que mientras le escribía a su discípulo Timoteo con respecto a como lidiar con enseñanzas falsas que habían surgido en la iglesia que pastoreaba, Pablo también procuró guiarle un poco, y dentro de lo que le dijo podemos resaltar lo siguiente: “Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza” (1 Timoteo 4:12). 

  1. Gracias Señor porque, sin importar la edad, si queremos servirte nos usarás de acuerdo con tu voluntad.
  2. ¿Y tú, cómo estas sirviendo al Señor y a tu prójimo?

HG/MD

“Porque tú, oh Señor Dios, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud.” (Salmos 71:5).