Lectura: Éxodo 15:22-27

Después de que los israelitas cruzaran milagrosamente el Mar Rojo, fueron llevados al desierto. ¡Qué extraño que Dios los llevara desde un lugar de apocalipsis y poder a un lugar de decepción y extrema necesidad!

Pero Dios quería mostrarles que la vida es una combinación de amargo y dulce, de triunfo y derrota. Cuando los israelitas llegaron a Mara, se quejaron porque el agua era amarga (Éx. 15:23). Después de la intercesión de Moisés (v. 25), Dios les recordó que guardaran Sus mandamientos (v. 26). Luego los llevó a la abundancia y al refrigerio de Elim. (v. 27).

El Señor quería enseñarles que cada experiencia en su peregrinaje revelaría sus corazones. Esta prueba mostró que estaban viviendo por vista y no por fe. También aprendieron que Dios participaba en sus asuntos cotidianos. Él quería que ellos supieran que no sólo podía dividir el mar, sino que también proveería de agua a Su pueblo. Él conocía sus necesidades porque planificó el camino que ellos habrían de seguir.

Si en estos momentos estás siendo llevado hacia algún desierto de decepción y amargura, confía en Dios, porque Él sabe exactamente dónde estás y qué necesitas. Al obedecer tú Sus mandamientos, Él te guiará fuera del desierto, hacia un lugar de abundancia espiritual, sanidad, y refrigerio.

  1. La pregunta es: ¿Estás realmente dispuesto(a) a obedecer?
  2. ¿Por qué se nos hace difícil aceptar las cosas no tan agradables de la vida?  ¿Será que seguimos teniendo actitudes de niños(as) malcriados(as), que desean siempre salirse por el camino menos complicado o que huyen a las responsabilidades o realidades?

NPD/MW