Lectura: Isaías 55:1-3

Un papá estaba al borde de la desesperación.  Él acababa de llevar a su hija de 3 años de edad, al  tercer restaurante de comida rápida en ese día, no por las ansias de una comida, sino en la búsqueda de un personaje de película que estaba incluido en sus cajas de alimentos para niños. “Ahí estaba yo,» dijo, «conduciendo por toda la ciudad en busca de un juguete de plástico.”

Voy a admitir a regañadientes que he hecho lo mismo.  ¡Ah, creo que tú también!  No debería ser ninguna sorpresa que la mayoría de los niños se sientan atraídos por los restaurantes de comida rápida no necesariamente por las hamburguesas, sino por los juguetes.  Tan sólo una cadena de comidas rápidas en los Estados Unidos en promedio entrega más de 50 millones de figuras de acción durante sólo una promoción.

Esto, obviamente, no es el problema más importante que enfrenta nuestra cultura. Pero en nuestra búsqueda de la satisfacción física o espiritual, sin saberlo, podemos estar cambiando  fácilmente lo que necesitamos, por lo que queremos.

A través del profeta Isaías, Dios puso Su dedo en esa condición: “¿Por qué gastar su dinero en alimentos que no les dan fuerza? ¿Por qué pagar por comida que no les hace ningún bien?

Escúchenme, y comerán lo que es bueno; disfrutarán de la mejor comida.” (Isa. 55: 2).

Por supuesto Isaías no estaba haciendo referencia a comida física, se refería al alimento espiritual. Cuando nos acercamos a Dios Todopoderoso a través de Su Palabra y la oración, estamos buscando alimento provechoso de verdad para nuestra alma.

1 Tú eliges, quieres empezar buscar y alimentarte diariamente y  por ende a fortalecerte con la Palabra de Dios y la oración, o quieres padecer de malnutrición espiritual, perdiendo el tiempo en la busqueda de cosas de poco provecho.

2. Una Biblia bien leída, es la compañera ideal para un alma bien alimentada.

NPD/DCM