Lectura: 1 Pedro 5:1-11

Al llegar a este momento del año, recuerdo las palabras del predicador Ray Stedman (1917–1992) quien una vez le dijo a su congregación: “En la víspera de Año Nuevo nos damos cuenta, como en ningún otro momento de nuestras vidas, de que jamás podremos retroceder el tiempo […]; podemos mirar atrás y recordar, pero es imposible volver a ninguna instancia del año que pasó”.

Cuando pensamos en esta frase podemos recordar a los israelitas cuando estuvieron en el umbral de una nueva oportunidad. Después de cuatro décadas de deambular por el desierto, es probable que la nueva generación se preguntara si tenía la fe y la fortaleza necesarias para poseer la tierra prometida.

Y fue en ese momento cuando su líder, Moisés, les recordó que: “Ciertamente son sus ojos los que han visto toda la gran obra que el Señor ha hecho” (Deuteronomio 11:7), y que su destino era: “una tierra de la cual cuida el Señor tu Dios. Los ojos del Señor tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final de él” (v.12).

Es normal que en las vísperas de Años Nuevos tengamos temor del futuro debido a los acontecimientos del pasado. Pero, no tenemos que permanecer encadenados a nuestros viejos recuerdos, porque podemos avanzar con la mente centrada en Dios. Así como el Señor cuidaba de la tierra y de su pueblo, sus ojos están sobre nosotros también. 

Por ello es que el apóstol Pedro les recuerda a sus lectores que a pesar de que tenemos ante nosotros un gran enemigo (1 Pedro 5:8) y posibles malos recuerdos, Dios nos restaurará, afirmará, fortalecerá y establecerá (v.10), para que tengamos nuevas oportunidades de servirle a Él y a nuestros semejantes.

El cuidado fiel del Señor abarcará cada día del nuevo año (v.7). Podemos contar con esa promesa.

  1. Recuerda que el “que” y el “donde” de nuestro futuro lo determina el “Quién” de la eternidad.
  2. Así que este inicio de año procura estar más en contacto con el Señor, y no lo olvides a Él quien siempre cuida de ti.

HG/MD

“Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes” (1 Pedro 5:7).