Lectura: Salmos 112:1-10

Cuando nos dicen las siguientes palabras: “El jefe quiere verlo en su oficina”, la mayoría de nosotros tendemos a pensar: “¿Qué cosa mala habremos hecho para que el jefe quiera verme en su oficina?”.  Otro ejemplo de esto es cuando nos envían un mensaje diciendo que necesitan hablar con nosotros urgentemente.

La mayoría de las veces ante situaciones inesperadas y fuera de nuestro control, reaccionamos negativamente, tendemos a tener un temor natural a las malas noticias, o a mantener un “escudo de protección invisible” sobre las personas que amamos.  El problema es que nos paralicemos ante la posibilidad irracional de que ocurra una tragedia.

Es por ello que cuanto más miedo tengamos, más debemos confiar en Dios. En nuestra lectura devocional se nos describe a una persona que teme al Señor, que se deleita en sus mandamientos y es generosa con los demás (Salmos 112:1; 4; 5).  Pero quizás lo más asombroso de este pasaje lo encontramos en el verso 7: “De las malas noticias no tendrá temor; su corazón está firme, confiado en el Señor”.  Un corazón que confía en el Señor, siempre podrá hallar paz en Él.

  1. Dios no nos promete que jamás vayamos a recibir malas noticias, lo que si nos asegura es que no tenemos que vivir cada día con temor, ya que nuestro corazón está seguro en Él. (v.8)
  2. Hemos puesto nuestra fe en un Dios vivo, esto basta para eliminar el temor.
  3. La confianza es uno de los mejores regalos de Dios; confiar en nuestro Señor, y enfrentar los problemas con valentía y esperanza, debe ser uno de nuestros regalos para Él.

HG/MD

“De las malas noticias no tendrá temor; su corazón está firme, confiado en el Señor” Salmos 112:7