Lectura: Salmos 55:16-23

Un hombre muy pobre, caminaba con mucho costo por una carretera montañosa rumbo a su humilde casa. Sobre su espalda cargaba un pesado saco con las verduras para la semana.  Un hombre que viajaba por el mismo camino, al verlo detuvo su camioneta con vagón, y lo invitó a subir.  El subió a la parte trasera de la camioneta y se sentó en el vagón, pero dejó su pesada carga fuera del vagón.

Cuando el conductor le dijo que también subiera el saco al vagón, de inmediato le contestó: “No lo quiero molestar, ya está haciendo suficiente por mí al llevarme, yo seguiré llevando el saco con verduras”.

Siendo honestos las primeras palabras que se nos vienen a nuestra cabeza es: “¡Que persona más tonta!”.  Sin embargo, tomemos un segundo para pensar, ¿no hacemos lo mismo cuando intentamos llevar nuestras cargas con nuestras propias fuerzas?  Esta es la razón por la cual nos cansamos y nos sentimos agobiados, llenos de ansiedades y temores.

En nuestra lectura devocional leímos como David confesó la ansiedad que sentía a causa de sus enemigos quienes le atacaban (Salmos 55:1-15).  Pero luego, pensó en su error y entregó literalmente sus preocupaciones al Señor y de inmediato su corazón se llenó de una esperanza renovada (Salmos 55:16-23).  Es la razón por la cual pudo escribir las siguientes palabras: “Echa tu carga sobre el Señor, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo” (Salmos 55:22).

  1. Cada vez que insistas en llevar con tus fuerzas los problemas y cargas de la vida, recuerda la historia del hombre del saco con verduras, y permite que las manos de Dios te ayuden a llevarlas.
  2. Dios desea ayudarte, amarte y salvarte ¿le permitirás hacerlo?

HG/MD

“Echa tu carga sobre el Señor, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo” (Salmos 55:22).