Lectura: Génesis 22:1-14
Una vez una persona muy reconocida de la farándula, dijo la siguiente frase: “Si Dios Padre es tan amoroso, ¿por qué no fue a la cruz del calvario? Este desafortunado pensamiento demostró lo poco que esa persona conocía del amor de un padre terrenal y por supuesto de la profundidad del amor revelado en la Trinidad.
Para entender esto, veamos un ejemplo que encontramos en nuestra lectura devocional de las Escrituras, en Génesis 22; Dios le pide lo inimaginable a un padre terrenal, a Abraham, sacrificar a su amado hijo Isaac. Tan sólo podemos imaginar la agonía que pudo haber en el corazón de este padre, mientras junto a su querido hijo, subía la montaña donde lo sacrificaría; seguramente muchas veces Abraham debió haber deseado ocupar el lugar de Isaac.
Nuestro amor como padres terrenales, es tan sólo un leve reflejo del amor de nuestro Padre Celestial por Su Hijo y por nosotros. Y Jesús también expresó la estrecha cercanía que había entre Él y Su Padre, al decir: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). El apóstol Pablo también nos recuerda en 2 Corintios 5:19, el papel trascendental que cumplió el Hijo: “que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo…” Sin duda, Dios Padre si compartió el dolor de su Hijo en el calvario.
- Es maravilloso comprender que tenemos un Padre Celestial en los cielos, y que, debido al sacrificio y resurrección de Su Hijo, podemos tener acceso al amor de ese Padre Celestial.
- El amor de Dios no tiene límites.
MD/HG
“Que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación.” 2 Corintios 5:19