Lectura: Job 38:4-18

Muchos hombres y mujeres científicos, han pasado su vida buscando en el espacio exterior el origen de la vida en este planeta, porque no creen lo que explica la Biblia en cuanto a que Dios puso a los seres humanos, los animales y las plantas en este mundo, tal y como lo relata el libro del Génesis en sus primeros capítulos.

La pregunta crucial es: ¿Por qué es tan difícil aceptar que la Tierra, particular y singularmente apropiada para que haya vida, es el lugar donde Dios creó y colocó a los seres vivos?

Ciertamente, los seres humanos se esfuerzan por aceptar que la vida empezó de manera milagrosa gracias al aliento divino (Génesis 2:7), prefieren creer en un milagro totalmente diferente: que la vida se originó sin ninguna causa primaria.

Tal vez podrían seguir el consejo que recibió Job: “Presta atención a esto, oh Job; detente y reflexiona en las obras maravillosas de Dios” (Job 37:14). Y quizá deberían tratar de responder la pregunta de Dios: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” (38:4).

  1. ¡Alabemos al Señor por crear un lugar extraordinario para que vivamos!
  2. Te damos gloria y honor Señor por Tu creación maravillosa.

HG/MD

“Porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).