Lectura: Salmos 146:1-10

Mientras estaba viendo algunos artículos en internet, en uno de los costados de un artículo de repente apareció la frase: “¡Te servimos felicidad!”, luego al instante apareció el logo de una reconocida cadena de restaurantes de comida rápida. Al verlo pensé: “¿No sería bueno que comer una comida rápida fuera suficiente para ser feliz?”  Desgraciadamente, la respuesta es no, ningún restaurante o negocio de este mundo puede ser capaz de cumplir con esta promesa.

Y es que la felicidad es un estado difícil de alcanzar, no obstante, muy a menudo luchamos por alcanzarla por medio de comida, ropa o muchas otras cosas temporales, pero el resultado al final es que sigue escapándose de nuestras manos.

Pero, ¿por qué? En gran medida, porque lo que tendemos a perseguir no suple las necesidades más profundas de nuestro corazón. Quizás brinde regocijo, distracción o placer momentáneos, pero no responde a nuestro clamor interior: un pedido desesperado de ayuda. Por esta razón, el salmista nos indica un camino mejor: “Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está puesta en el Señor su Dios” (Salmo 146:5).

  1. Si estás buscando la felicidad que está en el Señor, encomiéndate a Él y a su cuidado, sólo entonces la podrás hallar.
  2. Únicamente al confiar en Él, encuentras esperanza, ayuda y felicidad plena.

HG/MD

“Jesús le dijo: ¿Porque me has visto, has creído? ¡Bienaventurados los que no ven y creen!” (Juan 20:29).