Lectura: Salmos 119:65

Un predicador decía lo siguiente: “Todo creyente debería desgastar una Biblia, cada 10 años”, dicho en otras palabras, debería estar tan usada que sea necesario reemplazarla por otra para iniciar nuevamente el proceso.  Aunque nos encontremos viviendo tiempos un poco más tecnológicos, en los cuales muchas de nuestras Biblias nos acompañan en nuestros teléfonos inteligentes, el principio que fundamenta esta historia sigue siendo aplicable.

El dueño de una Biblia que se está desmoronando, por lo general no se desmorona.   Y esto es aplicable a Biblias físicas y digitales, porque tiene que ver más con el uso que con el medio que utilicemos para estudiarla.

Debemos ser honestos, muchos pasamos año tras año subutilizando nuestras Biblias, consiguiendo con ello tener vidas desgatadas. A pesar de que muchas veces tengamos Biblias de estudio con muchos recursos para nuestra edificación, son inútiles sino las usamos.

Es por ello que debemos cambiar nuestra forma de acercarnos a las Escrituras, en lugar de verla como un instrumento que sirve para culpar o como un libro de moralejas, debemos verla como lo que verdaderamente es: la Palabra de Dios, su guía para mi vida, la hoja de ruta para mi toma de decisiones. Debemos leerla a nuestro ritmo, tratando de entenderla, subrayando frases que nos llaman la atención, pidiendo a Dios su dirección, usando herramientas de estudio; en ese momento tu Biblia empezará a desgastarse o usarás buena parte de la batería de tu teléfono inteligente para su estudio.

En las Biblias usadas por el predicador D.L. Moody (1837 – 1899), en muchos de sus márgenes se encuentran las letras “PC”, que significan probado y comprobado.  Era parte de su diario vivir poner en práctica los principios encontrados en la Biblia y comprobar con ello su eficacia.

  1. No te desmorones, inicia hoy probando y comprobando los principios de la Biblia aplicables a nuestro tiempo
  2. La Biblia debe ser el pan nuestro de cada día, no el pastel para ocasiones especiales.

HG/MD

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).