Lectura: Lucas 9:23-27

Las palabras de Jesús registradas en Lucas 9:23, siguen siendo igual de poderosas hoy como lo fueron en aquel momento: “Si alguno quiere venir en pos de mí…”.  Las implicaciones de esa frase son extraordinarias, no hay necesidad de enviar a Jesús un currículo, ni solicitudes, ni realizar pruebas.   Jesús aceptaba y acepta a todo tipo de personas: los enfermos, despreciados, personas con diferentes puntos de vista políticos, los viejos, los jóvenes, los ciegos… cualquiera que reconozca su necesidad de Él.

Pero la frase no termina ahí, una vez que estás “dentro”, Jesús sí pide algo: “…niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23).

Jesús no dijo “toma una cruz” o “cualquier cruz”. Cada uno de nosotros tiene su propia cruz personal. Cada uno de nosotros tiene sus propios genes, personalidad y experiencias familiares. Incluso tus hermanos, quienes vivieron en la misma casa con la misma gente y las mismas circunstancias, probablemente veían las cosas de una manera distinta cada quien. Si les dices a la gente cuál es tu mayor tentación, tal vez se pregunten cuál es la gran cosa. Tus temores no son los míos. Mis debilidades no son las tuyas.

En tiempos del Nuevo Testamento, la gente se veía obligada, literalmente, a llevar cruces por diferentes delitos, y luego era obligada a morir en ellas. La gente que moría en la cruz no se podía ocultar. Los colgaban a plena vista para que todo el mundo los viera, y no se podían tapar. No había camuflaje alguno para alguien que estuviera en una cruz; la piel humana frágil extendida contra la madera tosca y nudosa. Las cruces saben cómo deshacerse del orgullo, y eso es bueno porque el orgullo te aleja de Jesús.

Cuando lleves tu cruz cada día, recuerda, lo haces porque Jesús te lo pide. Él cargó una cruz por ti. No lo obligaron a hacerlo, Él la llevó voluntariamente. Dio su vida en aquella cruz para que tú pudieras vivir. “…Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio” (Hebreos 12:2).

  1. ¡Sigue llevando tu cruz, mantente siguiendo a Jesús siempre, nunca te avergüences!
  2. Si aun no has venido a Jesús, hazlo, no te arrepentirás.

HG/MD

“Decía entonces a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23).