Lectura: Judas 1-19

El titular del noticiero decía: “Una iglesia que una vez fue un lugar para orar y adorar a Dios, ahora es cueva de ladrones y asesinos”.  La noticia se refería a una iglesia que estaba ubicada en un barrio muy problemático, en donde desgraciadamente habían asesinado al encargado de la seguridad y durante uno de sus servicios, unos ladrones habían entrado a robar sus pertenencias a los feligreses que se encontraban ahí en ese momento.

Por desgracia esta noticia no es nada nueva y no es poco común, el mismo Señor dijo algo similar de los cambistas del templo al indicar lo siguiente: “…Mi casa es casa de oración, pero ustedes la han hecho cueva de ladrones” (Lucas 19:46).  También el libro de Judas hace referencia a ciertas personas quienes habían entrado a la iglesia: “…encubiertamente…Ellos son hombres impíos…” (v.4)

Es una realidad que en nuestros días aun siguen existiendo en las iglesias personas deshonestas y malvadas, algunas incluso se han posicionado en nuestros púlpitos diseminando falsas enseñanzas a quienes los oyen.  Es por ello que Judas instó a los creyentes a estar atentos y a permanecer firmes en la fe.

Es por ello, que nunca está de más recordar la excelente costumbre que tenían los bereanos al escuchar a alguien comunicar el mensaje de la Biblia, en este caso las enseñanzas que les compartió el apóstol Pablo: “escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).

  1. Cuidado con los “ladrones y asaltantes” de la fe, a quienes tan sólo les interesa realizar el mayor daño posible.
  2. Damos gracias a Dios por todos aquellos siervos suyos que comparten y enseñan correctamente la Palabra de Dios para Su gloria.

HG/MD

“Tú pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Timoteo 2:1-2).