Lectura: Salmos 107:1-15

¿Te has preguntado, por qué tienes que dar gracias, cuando todo va mal?

Por ejemplo, si acabas de perder tú trabajo y te estás preguntando cómo vas a conseguir el dinero suficiente para llevar comida a tu casa o pagar tus deudas; o si lo único que has oído los últimos días son malas noticias de parte de tu doctor.  O si alguien en quien habías confiado te ha traicionado.

En verdad, las razones por las cuales podríamos pensar que es difícil dar gracias son tantas, que en ocasiones parece difícil seguir adelante, y más cuando vemos que las dificultades no dan tregua.  No obstante, existe una manera por medio de la cual podemos estar agradecidos, aun en los momentos más oscuros de la vida, cuando los problemas aparecen como nubes amenazantes en el horizonte.

La forma es buscar consuelo en las Escrituras, en ella encontramos infinitas razones por las cuales tenemos que estar agradecidos a pesar de las circunstancias.  Te compartimos tan sólo algunas:

  • Podemos dar gracias por la inalterable bondad de Dios (Salmos 106:1). Es por ello que ahora no recibimos lo que merecemos.
  • Podemos dar gracias por el santo nombre de Dios (Salmos 30:4). Es por Él que ahora, tenemos una visión renovada que nos reta a ser mejores cada día.
  • Podemos dar gracias por la liberación del pecado (Romanos 7:24-25). Es por ello que fuimos perdonados.
  • Podemos dar gracias por la victoria sobre la muerte (1 Corintios 15:56-57). Es por ello que ahora tenemos vida.
  • Podemos dar gracias por la cercanía de Dios (Hebreos 13:5). Es por ello que ahora le podemos llamar Padre.

Cuando parece que todo el mundo se ha ido, aún podemos encontrar razones para dar gracias a Dios, porque las dificultades de nuestros días serán reemplazadas por la gloria del cielo.

  1. Si te detienes a pensar un momento, siempre tendrás razones para dar gracias.

 

  1. Hoy en lugar de quejarte, da gracias a Dios.

HG/MD

“Para proclamar con voz de agradecimiento y contar todas tus maravillas” (Salmos 26:7)