Lectura: 1 Corintios 12:14-26

A menudo creo que nos ha pasado, vemos a dos personas juntas y no podemos creer que sean amigas. “Pero ¡cómo, si son tan diferentes!”, decimos. Pues bien, las relaciones beneficiosas no siempre tienen que ser tan predecibles y existen múltiples ejemplos de ello en la naturaleza.

Citaremos tres, el primero, los hipopótamos, que son los animales más peligrosos de África por su agresividad y territorialidad, tienen unos amigos, los pájaros de diversas especies que les ayudan a solucionar un tema complicado con los parásitos.

Otro ejemplo son las ranas de hojarasca, las cuales se comen los insectos atraídos por las presas muertas que atrapan las tarántulas, por ejemplo, se comen a las hormigas que pueden llegar a amenazar los huevos que la araña pone en su nido, la tarántula no ataca a la rana.

Y por último las cebras y los ñus, que migran todos los años desde Masai Mara hacia Serengueti. Estos animales viajan juntos en dos inmensas manadas porque las cebras tienen buena vista y un olfato limitado, mientras que los ñus no pueden ver tan bien, pero su sentido del olfato está bien desarrollado. Al trasladarse juntos, son menos vulnerables a los depredadores.

Tal como Dios hace que los animales con diferentes fortalezas y debilidades trabajen para un mismo fin, así debe suceder con los seres humanos. El Señor no sólo nos hizo para que dependiéramos de Él, sino también los unos de los otros. El apóstol Pablo nos compartió este principio en su primera carta a la iglesia de Corinto. Como miembros del cuerpo de Cristo, todos tenemos diferentes dones y talentos (1 Corintios 12:12-31).

  1. Los creyentes somos más fuertes y efectivos cuando trabajamos juntos, nos cuidamos mutuamente y nos complementamos.
  2. Trabajemos en equipo utilizando nuestras fortalezas y habilidades para cumplir con la tarea que Dios nos ha dado, llevar su mensaje de salvación al mayor número de personas que podamos.

HG/MD

“Por lo cual, anímense los unos a los otros y edifíquense los unos a los otros, así como ya lo hacen.” (1 Tesalonicenses 5:11).