Lectura: Salmos 26:1-12
Se cuenta que el locutor radial y actor de radio y televisión Harry Elders (1909-1993) tenía una tarjeta de presentación particular, en la cual por un lado mostraba una foto de rostro sonriente y por otro lado el siguiente lema: “La integridad se puede comunicar”.
Durante más de medio siglo, este hombre, desarrolló múltiples proyectos como comunicador y dentro de sus favoritos se encontraba un programa radial que transmitía desde Chicago, en el cual se narraban testimonios de personas que aceptaban el regalo de Dios, reconociendo a Jesús como Su Señor y Salvador.
Este hombre siempre mostró una característica que siempre sobresalía y era reconocida por todos, desde los trabajos para iglesias compartiendo su fe, hasta la promoción de un banco; ella era su integridad. No existían dobles discursos, ni permitía que se realizaran engaños publicitarios en sus programas, no existían conflictos entre lo que hacía y lo que decía. Si se contrataba a este hombre, se obtenía amabilidad así como principios morales.
Cuando Harry murió, un periódico de su localidad publicó una columna como tributo a su trayectoria y ejemplo, el cual se titulaba de la siguiente manera: “Se calla la voz de la integridad, pero sus mensajes siguen vivos”.
Personas como Harry, nos recuerda lo que David escribía en el Salmo 26, el cual comienza y termina con la palabra integridad: “…en mi integridad he andado…” (v.1) y “…andaré en mi integridad…” (v.11). Pero no se queda ahí, ya que en medio de estas dos declaraciones escribió: “Examíname, oh Señor, y pruébame. Purifica mi conciencia y mi corazón” (v.2). El deseo de David era ser puro delante de Dios, poder adorar y hablar de todas sus maravillosas obras: “Lavaré mis manos en inocencia e iré alrededor de tu altar, oh Señor, para proclamar con voz de agradecimiento y contar todas tus maravillas (v.6-7).
- La integridad se puede ejemplificar cuando somos fieles al Señor en nuestra vida cotidiana.
- Uno de los mejores legados para tus seres queridos, es que te recuerden como una persona íntegra.
HG/MD
“Examíname, oh Señor, y pruébame. Purifica mi conciencia y mi corazón”.” (Salmos 26:2)