Lectura: 1 Pedro 4:1-11

Un joven me contó su experiencia de cómo se sintió luego de asistir a una secundaria cristiana, para luego al terminar, tener que matricularse en una universidad totalmente secular.

Por supuesto, algunas de las diferencias son obvias. En la pequeña secundaria cristiana todos se conocían; mientras que, en una universidad todo es más grande, y algunas facultades son igual o más grandes que algunos colegios.

Otra diferencia es el clima espiritual. Al inicio no fue tan fácil hablar de su fe tan abiertamente como lo hacía en la secundaria. Como resultado, algunas veces compartía sus creencias con los compañeros sin darse cuenta de ello; pero, lamentablemente la mayoría de las charlas trataban sobre temas de borracheras, drogas y sexo.

Entonces, ¿cómo sobrevivir a cambios tan radicales como estos?  En 1 Pedro 4 encontramos algunas buenas pautas. El versículo 1 nos dice que estemos listos para sufrir por nuestra fe. Para los lectores de esta carta del primer siglo, eso significaba persecución por parte del gobierno romano.

En este momento es una bendición no tener que enfrentar eso en la mayoría de los países occidentales; sin embargo, debemos estar dispuestos a hacerlo. Eso implica aferrarnos a nuestra fe, incluso cuando quienes nos rodean la condenen firmemente.

Asimismo, en los versículos del 8 al 11 se nos habla de cómo los creyentes deben estar comprometidos unos con otros.  Es importante que formes parte de alguna comunidad de fe, ya sea una iglesia, un ministerio en el campus o algún grupo pequeño de estudio bíblico, con el objetivo de mantenerte firme; no para que lo conviertas en un lugar adonde escapar, o en un lugar para protegerte de cualquier contacto con el mundo exterior.

En una realidad que necesitas “miembros de equipo”, otros creyentes comprometidos que te ayuden a seguir en el juego, para que junto con otros creen maneras creativas de compartir el evangelio y animarse el uno al otro cuando algo no esté saliendo bien (v.10).

  1. Sin importar donde estudies, donde trabajes o lo radical que sea el cambio en tu vida, en cualquier lugar existen excelentes oportunidades para vivir tu fe.
  2. El trabajo en equipo con otros creyentes te ayudará para que las tareas sean más efectivas, a la vez que distribuirán la carga de las responsabilidades entre más personas.

HG/MD

“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).