Arqueología e Historia
Alguna vez, la «casa de David» parecía un cuento popular. Ahora, las rocas dan testimonio de su significado histórico.
La Biblia describe a David como un hombre conforme al corazón de Dios, y como un rey que reinó durante 40 años, y estableció firmemente la «ciudad de David» y el reino israelita que le heredó a su hijo Salomón (1 Samuel 13:14; 1 Reyes 2:10-12).
Para los arqueólogos, sin embargo, el registro no es tan claro. Al observar la evidencia de las excavaciones en el Israel moderno, algunos expertos han argumentado que la Biblia exageró enormemente el significado histórico de David. Algunos han sugerido incluso que David es solo un mito, una ficción heroica y un cuento popular nacionalista.
«Obviamente, en David encontramos una figura construida sustancialmente de romance, leyenda y una buena elaboración literaria», escribió el erudito británico Philip R. Davies. El erudito danés Niels Peter Lemche afirmó que «es bastante probable» que «las historias sobre él sean tan históricas como las leyendas sobre el Rey Arturo».
Pero después de décadas de debate, hay nuevos descubrimientos que están afirmando la historicidad de David. Este creciente número de evidencias, que van desde inscripciones monumentales hasta restos de construcciones antiguas, respalda con solidez el relato bíblico.
«Ahora tenemos una imagen completamente diferente a la que teníamos hace 50 años», dijo Michael Hasel, profesor de estudios y arqueología del Cercano Oriente en la Southern Adventist University, refiriéndose a la creciente pila de evidencias arqueológicas.
El primer avance se produjo en 1993 con el descubrimiento de la estela de Tel Dan cerca de la frontera con Siria. Una inscripción en una losa, escrita por un rey arameo que celebra una victoria militar, nombra al reino derrotado como la «casa de David». La estela data de unos 140 años después de la muerte de David, lo que convierte a David en el primer personaje bíblico nombrado en el registro arqueológico y, según los estándares del campo, en una persona histórica establecida.
Parte del desafío de establecer evidencia para David fuera del recuento bíblico es que él se ubica en una línea de falla histórica.
«Está justo en el punto de transición entre el periodo en que la Biblia no tiene muchas fuentes externas para confirmar eventos y personas, y el período en el que sí tenemos fuentes», dijo Kyle Keimer, profesor adjunto en Jerusalem University College y coeditor del libro de texto The Ancient Israelite World. La estela de Tel Dan, sin embargo, colocó firmemente a David del lado para el que sí hay fuentes.
Sin embargo, unos años después del descubrimiento, estalló una feroz lucha académica en Israel sobre si David realmente tuvo un imperio. ¿Era el reino, la casa de David, una verdadera fuerza política y militar? Israel Finkelstein, un arqueólogo israelí de gran prestigio, dijo: «No, en realidad no». En un artículo emblemático, afirmó que David no era un monarca importante, sino tal vez una especie de jefe guerrero. Según Finkelstein, el reino conocido como la casa de David fue establecido más tarde, y en realidad era solo un estado vasallo de la casa de Omri en el norte de Israel.
«Alguien para quien la Biblia representa la palabra de Dios ve lo que digo con total sorpresa», dijo Finkelstein más tarde a The New Yorker. «La descripción habla de un reino glorioso, un gran imperio, autores en la corte del rey, un gran ejército, conquistas militares, y luego aparece alguien como yo y dice: “Espera un momento. No eran más que unos pueblerinos”».
Sin embargo, no fue solo la fe lo que provocó que otros eruditos objetaran el argumento de la «baja cronología» de Finkelstein. Su interpretación de las evidencias y las afirmaciones basadas en la falta de pruebas generaron muchas preguntas. También parecía estar haciendo suposiciones muy amplias sobre cómo sería un imperio en el siglo X a. C.
Image: WikiMedia Commons
Un monumento conocido como la estela de Tel Dan se jacta de derrotar a «la casa de David».
Keimer le dijo a CT que el argumento en torno a la falta de arquitectura monumental que date del gobierno de David resultó ser una proposición tergiversada intencionalmente, la cual es fácilmente derribada al mirar lo que la Biblia realmente dice sobre el reino de David, en vez de usar ideas modernas sobre el poder político.
«El mundo antiguo tiene su propio entorno cultural», dijo Keimer. «Permitir que el texto hable por sí mismo nos pone en sintonía con los detalles políticos y sociales que hemos preservado allí».
En esa época, los monumentos eran solo una forma de expresar el poder. Los reyes también usaban la autoridad carismática y relacional, mostrando su fuerza al hacer que las personas los obedecieran. El patrimonialismo, es decir, el modelo en el que todo el poder fluye directamente del líder, no deja el mismo registro de evidencias; sin embargo, eso no significa que no sea poderoso o que no sea un imperio.
Los relatos bíblicos del rey David no enfatizan sus proyectos de construcción; resaltan más bien sus relaciones, razón por la cual su hijo Absalón montó una rebelión casi exitosa cuando buscó socavar la autoridad relacional de su padre. Absalón no erigió una estela; él «fue ganándose el cariño del pueblo» (2 Samuel 15:6).
Keimer sugiere que el reino de David podría haberse extendido desde Dan hasta Beerseba (24:2), mientras que su influencia podría haberse extendido mucho más lejos, incluso hasta Egipto o el río Éufrates, donde habría menos evidencia arqueológica de ese tipo de poder.
Erez Ben-Yosef, profesor de la Universidad de Tel Aviv, ha argumentado recientemente que existe un sesgo arquitectónico en la arqueología bíblica. Sugiere que muchas más personas de las que se pensaba anteriormente todavía vivían en tiendas de campaña hace 3000 años.
«Esta era una sociedad que no estaba construyendo grandes ciudades», dijo Dan Pioske, profesor de teología en la Universidad de St. Thomas. «Tenemos que vigilar nuestras suposiciones sobre cómo se veían las capitales o los reinos».
Los arqueólogos también han encontrado más evidencia del periodo en el que Jerusalén fue importante, incluso si no tenía la arquitectura monumental para competir con otros reinos de esa época. Pioske señala las Cartas de Amarna, una serie de comunicaciones de varias ciudades cananeas a un faraón egipcio, que describen a Jerusalén como una ciudad de cierto prestigio.
«Si sumas todas las pequeñas piezas —algo que tienes que hacer ya que Jerusalén es una ciudad habitada actualmente y no es fácil hacer arqueología allí—, en realidad es un sitio bastante impresionante», dijo. «Tenemos muchos ejemplos de la antigüedad donde un lugar pequeño tuvo una gran influencia».
Sin embargo, los arqueólogos también han encontrado algo de arquitectura monumental cerca del Monte del Templo. La difunta Eilat Mazar descubrió los cimientos de un gran edificio público, lo que corresponde claramente con el relato de un proyecto de construcción mencionado en 2 Samuel 5:17. Ella lo pudo fechar en el siglo X a. C. de forma concluyente. Mazar, quien murió en 2021, le dijo a CT que no era religiosa, pero que era una arqueóloga eficaz porque leía la Biblia como un documento histórico.
«Esta es Jerusalén, misma a la que conocemos mejor por la Biblia», dijo, «y contiene en su interior descripciones de una realidad histórica genuina».
Fuera de Jerusalén, los arqueólogos han encontrado más pruebas que apuntan al poder y la influencia de los primeros reyes israelitas. Hasel, de Southern Adventist University, excavó un sitio llamado Khirbet Qeiyafa con los arqueólogos israelíes Yosef Garfinkel y Saar Ganor. Qeiyafa domina el Valle de Elah, donde David se enfrentó a Goliat.
Los arqueólogos descubrieron fortificaciones masivas en su excavación, con muros construidos con varios cientos de miles de toneladas de piedra.
«No se trataba de alguien que estaba construyendo un corral para sus ovejas por la noche», dijo Hasel. «Esto nos da nueva información para el debate».
No hay evidencia de que dicha estructura fuera cananea o filistea, así que la mejor explicación es que fue construida por el creciente poder político israelita en las colinas de Judea.
Hasel señaló que en años anteriores, los argumentos sobre el imperio de David generalmente se basaban en excavaciones en el norte de Israel. Ahora que se están excavando más sitios en las faldas de las montañas entre las tierras altas de Judea y la costa, los arqueólogos están descubriendo artefactos cuya existencia Finkelstein había negado.
Hasel cree que los resultados de Qeiyafa y otros dos sitios donde su equipo ha trabajado han restablecido sólidamente la «alta cronología» tradicional, y constituyen un registro arqueológico de la importancia histórica de David.
Y es bueno que así sea.
«Si no tienes a David, no tienes muchas cosas», dijo Hasel. David se menciona alrededor de 1000 veces en la Biblia. Se le acredita como el autor de 73 salmos. Su historia está ligada al hecho de que Jerusalén se convirtió en la capital de Israel y en la sede del templo. Y Dios prometió al Mesías a través de la línea de David.
«Sin David, todo eso está en duda», dijo Hasel. «Es una figura muy significativa no solo para Israel sino para la historia del cristianismo y el judaísmo. Todas estas entidades remontan su identidad de vuelta a esa persona».
Los arqueólogos no han terminado aún. Es probable que encuentren más evidencia extrabíblica del reinado de David.
En 2017, la excavación de lo que parece ser una ciudadela en Tel Abel Beth Maacah, al norte de Israel, arrojó una cabeza de cerámica vidriada, una «fayenza» de dos pulgadas de alto que algunos creen que podría representar al rey David. Otros eruditos piensan que es el rey Acab o el rey Jazael de Aram-Damasco, pero no hay forma de saberlo.
Image: Associated Press
La cabeza de cerámica de un rey que terminó entre las ruinas un siglo después del reinado de David.
«Todo lo que podemos decir con seguridad sobre la cabeza de fayenza es que se encontró en un contexto de finales del siglo IX [a. C.] y representaba a un personaje de élite: un comandante militar, gobernador, rey, etcétera», dijo Robert Mullins, profesor de estudios bíblicos y religiosos en la Universidad Azusa Pacific, quien codirige la excavación. «Nunca descartaría a David como una posibilidad, ya que Abel también era una gran ciudad en ese momento… tal vez se originó en el siglo X [a. C.], pero alguien encontró la cabeza rota en el suelo y la guardó como recuerdo».
En 2022, un equipo de investigadores usó nuevas tecnologías para leer una estela instalada en la actual Jordania por un rey moabita más de 800 años antes del nacimiento de Cristo. La piedra había sido dañada, pero estos eruditos pudieron reconstruir la escritura con una resultado 3D. Solo tiene 34 líneas, pero en la línea 31 vieron las palabras casa de David.
La importancia política de David y la precisión del registro de las Escrituras fueron afirmadas nuevamente, en un testimonio de piedra.
Gordon Govier escribe sobre arqueología bíblica para Christianity Today, presenta el programa de radio de arqueología The Book & The Spade y es el editor de Artifax.
Traducción por Sergio Salazar.
Edición en español por Livia Giselle Seidel.
Fuente: https://www.christianitytoday.com