Lectura: 2 Pedro 1:5-11

Hace algún tiempo leí el testimonio de un hombre de más de 90 años.  Su relato iniciaba un día de invierno a sus tempranos 5 años, cuando no pudo salir a jugar y decidió quedarse en casa con su abuela, quien le compartió una historia que lo cambiaría todo, ese día conoció a Jesús y su abuelita le dijo unas palabras que lo acompañarían por el resto de su vida: “Juan, este día comienza en verdad tu vida”.

Aquel hombre llamado Juan llevó aquellas palabras para siempre en su corazón, mismas que lo acompañaron en su crecimiento espiritual mediante un proceso que duró toda su vida, no fue un acontecimiento único, se trató de muchísimas cosas que pasaron, algunas buenas y otras no tanto.

Él también compartió en su testimonio palabras que algunos dirían son muy básicas pero que le ayudaron a alimentar su fe y a seguir creciendo como creyente, a continuación, algunas de ellas:

Tienes que leer la Biblia cada día para conocer más a Dios (Salmo 119:11; Mateo 26:41; Efesios 6:11; 2 Timoteo 3:16-17; 1 Pedro 2:2), y no sólo eso, tienes que hablar con Dios sintiendo la misma confianza con la que le hablas a tus seres queridos (1 Crónicas 16:11; 1 Tesalonicenses 5:17). También, debes buscar la compañía de otros creyentes, de lo contrario corres el peligro de que al igual que un carbón que se aleja de la hoguera, te enfríes y pierdas la efectividad.

Y por último y no menos importante, a medida que entregas tu vida a la fe y la obediencia, el Espíritu Santo comenzará a desarrollar en ti el “fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22-23).

La travesía espiritual de este hombre continuó hasta que llegó el fin de su tiempo en esta tierra, y lo mismo sucederá con la nuestra; cuando esto pase no será el fin, será la continuación de nuestro viaje con un destino eterno al lado de nuestro padre celestial (1 Corintios 4:13-18).  Así que no lo dudes, hoy también puedes iniciar de verdad tu nueva vida en Cristo (Gálatas 2:20).

  1. Qué privilegio tener una relación en la cual podemos crecer “en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Pedro 3:18).
  2. La lectura bíblica, la oración y la relación con otros creyentes, nos ayudan a acercarnos al Señor y a enfrentar la tentación.

HG/MD

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).