Lectura: Salmos 13:1-6

El poeta inglés del siglo XIX, William Cowper, era muy conocido por sus himnos que llegaban hasta lo más profundo del alma; así como por sus ataques de depresión que lo acompañaron durante toda su vida.  Es quizás a causa de esta coyuntura que podemos comprender un poco, por qué este hombre de Dios, era capaz de expresar los sentimientos más sublimes con sus rimas y sorprender con sus letras, llevando a muchas personas desde sentirse como si la vida girara sin control a su alrededor, hasta el punto de encausarlas para que depositaran su confianza en Dios desesperadamente.

Uno de sus himnos más conocidos es el titulado: “Dios obra en maneras maravillosas”, del cual entresacamos algunas de sus líneas más conmovedoras:

Oh santo temeroso, ¡anímate!

Las nubes que tanto temes

Llenas de misericordia están

Y sobre ti bendiciones derramarán

En muchas ocasiones tenemos la idea errónea de que las personas que escriben estas bellas melodías sobre las victorias de la fe, han superado todas sus luchas, más esto no es así. El libro de canticos de la Biblia: los Salmos, tiene muchos ejemplos de esta situación.  Por ejemplo tomemos el Salmo 13 escrito por David; “¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” (v.1); sin embargo, luego de tan sólo un par de versos encontramos lo siguiente: “Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantaré al Señor porque me ha colmado de bien (v.5-6).

Como humanos es normal reconocer nuestras limitaciones, o quejarnos por las injusticias de la vida y cómo tiende ello a frustrarnos; no obstante, el desafío del creyente es pasar del temor a la confianza plena en la perfecta voluntad del Señor.  Para Cowper esto no fue fácil de aceptar, pero siempre fue capaz de descubrir que Dios era más grande de lo que él se imaginaba.

  1. ¿Tu cielo está nublado y crees que la tormenta se avecina? ¡Anímate! Canta o grita tan fuerte como puedas, ya que has confiado en Dios.

 

  1. De un gran dolor, puede surgir una gran alabanza.

HG/MD

“Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación.” (Salmos 13:5).