Lectura: 1 Corintios 4:9-17

Valeria admiraba mucho a su madre Ana quien se había destacado como educadora; por sus aulas habían pasado miles de niños y niñas en su viaje por la educación, ella iba más allá de lo esperado y trataba de que los estudiantes tuvieran en sus mentes las mejores herramientas para la toma de decisiones a futuro.

Con el tiempo, Valeria decidió dedicarse también a la educación y no se arrepiente ni un segundo de la decisión que tomó y quiere, al igual que su mamá, dar lo mejor de sí para sus estudiantes.

De alguna forma todos tendemos a seguir los patrones de otras personas ya sea para bien o para mal, los corintios también tomaron la decisión de seguir a otros, pero desviándose del buen camino, en lugar de copiar el carácter de buenos ejemplos se dejaron llevar por egoísmos, placeres y rencillas (1 Corintios 1:10-13).

El apóstol Pablo trató de que cambiaran su manera de actuar y envió a uno de sus mejores alumnos, Timoteo, para que pudieran corregir sus malos pasos y empezaran a caminar de acuerdo con la voluntad de Dios (1 Corintios 4:16-17).

Como creyentes se nos desafía a imitar a Jesús (1 Pedro 1:15-16) y también se nos llama a dar el siguiente paso, ser hacedores de discípulos y estimular a personas que también quieran imitar a Jesús.

  1. Seamos ejemplo en nuestra manera de vivir actuando de acuerdo con las prioridades y carácter de Jesús.
  2. Debes imitar a aquellos que imitan a Jesús, luego invita a otros a imitarte.

HG/MD

“Sean ustedes imitadores de mí; así como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios 11:1).