Lectura: Hechos 14:1-22

Fuimos de paseo a un lago. Entre el maravilloso paisaje se destacaban unos lirios acuáticos, los cuales lucían radiantes debido a las abundantes lluvias primaverales que Dios había enviado a nuestro país. 

Eran tan hermosos que quise tomarles unas fotografías antes de que se marchitaran, pero se me hacía difícil acercarme debido a que habían crecido en un terreno muy húmedo.  Con mucho cuidado caminé entre la maleza hacia el terreno pantanoso, y antes de conseguir las fotos, me había llenado de lodo y me había lastimado en varios lugares, además de eso los insectos habían hecho un festín.  Pero, poder ver aquellos hermosos lirios hizo que mi momentánea incomodidad valiera la pena.  

La vida está llena de zonas pantanosas que tenemos que atravesar; pruebas, complicaciones y hasta algunos riesgos, son parte inevitable de nuestro caminar en este mundo.  En algunas ocasiones esas zonas pantanosas se identifican con la palabra “persecución”, y los discípulos de Jesús vivieron varias veces esa realidad.  Por experiencia sabían que Jesús tenía preparadas cosas muy buenas para los que le seguían, pero también habían conocido la resistencia que experimentaron al tratar de contarle estas maravillas a otros (Hechos 14:5).

Todos quienes hemos decidido seguir a Jesús, sabemos que seguir a Jesús como nuestro Señor y Salvador es: “un camino todavía más excelente” (1 Corintios 12:31), y perseveraremos en Él aunque tengamos que pasar por pruebas y situaciones no tan cómodas.  Al hacer esto, le testificamos a otros que vale la pena seguirle, aunque tengamos que pasar por terrenos pantanosos para poder admirar el maravilloso resultado final, sabiendo que nuestra fe saldrá fortalecida cuando todo haya pasado (2 Corintios 4:17-18).

  1. El gozo que nos espera en el futuro, hace que nuestra momentánea incomodidad valga la pena.
  2. Ánimo, si estás pasando por una dificultad, debes saber que el Señor siempre estará contigo, porque “aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmos 23:4).

HG/MD

“Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable” (2 Corintios 4:17).