Lectura: Efesios 1:15-21

Un creyente estuvo encarcelado durante 10 años debido a su fe.  Cuando por fin fue liberado contó cómo durante todo ese tiempo se mantuvo con ánimo y lleno de esperanza: “Como mi celda no tenía ventana, le pedí al Señor que me permitiera recordar en mi mente todos aquellos paisajes y personas que pude disfrutar cuando estaba libre, también le pedí que trajera a mi mente todos aquellos pasajes que durante muchos años había leído para meditar en ellos, y por último cada día hablé con mi Señor desde la celda, pues sabía que estaba siempre a mi lado en ese momento difícil.”

Aunque suene un tanto irónico, algunos de los libros más esperanzadores de la Biblia, por ejemplo, Filipenses, Colosenses y Efesios, surgieron durante el arresto domiciliario de Pablo en Roma. La carta a los efesios da una pauta de lo que el apóstol veía cuando pensaba en la vida fuera de su lugar de confinamiento.

En primer lugar, veía el crecimiento espiritual de las iglesias que había visitado. Esa carta empieza con una explosión de gratitud por la vitalidad de aquella congregación (Efesios 1:15-16). Después, procuró abrirles los ojos del corazón a panoramas aún más elevados: “las superabundantes riquezas de su gracia” (2:7). Cuando Pablo sube el volumen para expresar el plan amoroso del Señor, no se asoma ni el más mínimo atisbo de tristeza.

  1. Si te sientes desanimado o dudas de que la vida cristiana valga la pena, Efesios demuestra ser un tónico maravilloso, prescribe las riquezas en Cristo que están a disposición de todos.
  2. Agradece al Señor aun en medio de las dificultades, pues sus bendiciones y lo que nos espera sobrepasa por mucho a los momentos complicados.

HG/MD

“En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7).