Lectura: Mateo 4:1-10
Durante las elecciones para elegir alcalde, uno de los candidatos fue a visitar un vecindario pobre; allí repartió víveres entre las familias con la promesa de que si votaban por él les ayudaría a salir de su condición y bajaría los precios de los víveres.
Este candidato ganó las elecciones y seis meses después de que ganó, aumentó los impuestos y ahora todo era más caro, incluidos los víveres.
No hay duda de que la corrupción política no es algo nuevo y desgraciadamente tampoco lo es la corrupción espiritual. Satanás intentó tentar a Jesús para que “vendiera” sus convicciones (Mateo 4:1-10). El tentador se acercó cuando el Señor estaba cansado y hambriento, y le ofreció satisfacción inmediata: comida en segundos, una salvación milagrosa, y los reinos del mundo y su gloria.
Sin embargo, Jesús sabía muy bien qué era lo mejor. Era consciente de que los atajos en la mayoría de las ocasiones son peligrosos y casi nunca son la mejor opción. Algunos hasta prometen un camino libre de “sufrimientos”, pero, al final, el dolor que producen es mucho peor de lo que podamos imaginar. “Escrito está”, declaró Jesús tres veces durante su tentación (Mateo 4:4, 7, 10). Se aferró con firmeza a lo que sabía que era la verdad de Dios y su Palabra.
- Cuando venga a visitarnos la tentación, Dios puede ayudarnos también. Por supuesto podemos depender de Él y de la verdad de su Palabra para ayudarnos a evitar atajos peligrosos.
- Sigue siempre el camino de la verdad al lado de nuestro Señor.
HG/MD
“Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás” (Mateo 4:10).
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