Lectura: 1 Corintios 10:1-11

La gran mayoría de aviones comerciales poseen dos registros de información de vuelo, los cuales comúnmente son conocidos por el nombre de: “cajas negras”, aunque en la mayoría de los casos son de color naranja.

Aparte de este hecho curioso, una de estas “cajas” registran datos del funcionamiento y las condiciones de la aeronave durante el vuelo, y la otra registra las conversaciones entre la tripulación y los controladores del tráfico aéreo que se encuentran en tierra.

Estas cajas están recubiertas de un material que las protege de las temperaturas extremas, y contienen un localizador subacuático con señales luminosas que emite sonidos hacia la superficie. Después de un accidente, estas cajas se retiran y analizan cuidadosamente para determinar qué provocó el desperfecto. Entre otras cosas, los expertos en seguridad aérea quieren aprender de los errores del pasado para que no se repitan.

Como creyentes, nosotros también debemos observar los errores que cometimos y aprender de ellos. Por ejemplo, el apóstol Pablo se refirió a algunos de los errores de los israelitas durante su viaje de Egipto a Canaán. Señaló que muchos habían muerto en el desierto porque desagradaron a Dios (1 Corintios 10:5). El apóstol agregó que “estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades” (v. 11).

La Biblia es la compilación de cartas o libros inspirados por Dios y se escribieron para enseñarnos a vivir (2 Timoteo 3:16-17). Señor, gracias por la guía que nos brinda tu Palabra.

  1. Debemos tener la suficiente humildad para aceptar los muchos errores que cometemos, con el fin de aprender de ellos.
  2. Leer la Palabra de Dios es más que un ejercicio académico o una lectura ocasional, cada palabra que leemos en ella debe servir para meditar y aprender de tiempos pasados e incorporar principios intemporales a nuestra vida. ¡Gracias Señor por tu Palabra!

HG/MD

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).