Lectura: Colosenses 3:8-17
Antes de que Clara Schumann, viuda del compositor alemán Robert Schumann (1810-1856), pudiera tocar cualquier obra musical de su marido en público, ella debía leer primero en privado, algunas de sus antiguas cartas de amor. Inspirada por sus palabras, ella dijo que parecía como si su propia vida recibirá una inyección de alegría y paz, sólo después de esto ella era entonces capaz de interpretar sus composiciones musicales para el público.
En la nuestra vida espiritual, también se nos motiva a leer las palabras de amor de Dios para nosotros, esto debería provocar en nosotros, la mayor de las emociones debido a su verdad, Su Espíritu llenará nuestros corazones y mentes. El Señor puede cambiar nuestras actitudes egoístas y mal humor a través de nuestra lectura y meditación de Su Palabra.
Sólo cuando hacemos de esto un hábito, experimentaremos cada vez más en nuestras vidas Su paz y la servidumbre que caracterizó la vida de Cristo. Las palabras de nuestro Señor son esenciales si vamos a ser capaces de enseñar y ayudar a otros con eficacia.
El apóstol Pablo animó a los creyentes sobre la importancia de la Palabra de Dios: “Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza» (Col. 3:16). No podemos hacer nada por nosotros mismos, pero a medida que dejamos que nuestro Salvador viva a través de nosotros, los demás podrán ver a Cristo, en todo lo que hacemos.
1. Pasa tiempo en la Palabra de Dios HOY, para que los demás vean a Cristo en tus actitudes y acciones.
2. Cuando la Palabra de Dios mora en nosotros, el amor de Cristo brilla a través de ti.
NPD/HGB