Lectura recomendada: I Juan 3:16-24
Una joven que viajaba a pie con una mochila en Colorado encontró otra mujer que bajaba cojeando por un sendero de la montaña. En un pie llevaba un zapato improvisado hecho de ramitas verdes amarradas con una tira de tela.
“Perdí una bota cruzando un arroyo – explicó – Espero poder bajar la montaña antes de que se ponga oscuro”.
La primera viajera metió la mano en su mochila y sacó una sandalia deportiva. “Ponte esto -dijo- Luego me la mandas por correo cuando llegues a tu casa.”
La mujer aceptó agradecida la sandalia y bajó por el sendero. Unos días después , la sandalia llegó en el correo con una nota que decía: “Me pasaron varias personas por el lado que notaron mi aprieto , pero tú fuiste la única que me ofreció ayuda. Esto fue muy significativo. Gracias por compartir tu sandalia conmigo.
La Biblia dice que el amor se puede ver y tocar, es tangible. Puede ser tan grande como el cuidado que el buen samaritano ofreció al hombre herido (Luc. 10:30-37), o tan pequeño como un vaso de agua fría que se da en nombre de Cristo (Mat.10:42).
El verdadero amor actúa. La Biblia dice: “…no menos de palabra, ni de lengua, sino de hecho y en verdad (1 Juan 3:18).
En el sendero de la vida hoy, cuando encontremos a alguien que vaya cojeando, ofrezcámosle una sandalia de amor. DCM – NPD