Lectura: Salmos 145:1-21

Una vez un conocido evangelista sorprendió a muchos en su audiencia al decir: «El cielo es mi casa, pero yo no soy un hogareño nostálgico.” Él no estaba restándole importancia a la anticipación que debemos tener por nuestro hogar en el cielo.   Él estaba reflejando la verdad de que nuestro Padre celestial quiere que disfrutemos con gratitud de las cosas buenas que Él ha provisto para nosotros en este mundo.  Este viejo proverbio judío refuerza la idea: «Al  final, el hombre tendrá que rendir cuentas por cada bendición que se negó a disfrutar.»

Para aquellos que están cerca del final de la vida, u otros cuyos cuerpos están debilitados o incluso devastados por la enfermedad, es comprensible que anhelen las bendiciones indescriptibles del cielo, al despedirse de los dolores de cabeza y lágrimas. Pero como creyentes, debemos ciertamente no pasar por alto las misericordias diarias y las bendiciones no necesariamente físicas, sino espirituales que nuestro Padre nos da día a día: la salud, el trabajo, la alegría de los hijos, el gozo de nuestras parejas, la sonrisa de los amigos, la mano franca que nos brinda ayuda, etc. La Biblia nos dice que Dios «Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos» (1 Tim. 6:17).   Ojo que dice “…lo que necesitamos…” (NO lo que NO necesitamos, como caprichos egoístas, etc.)  Su bondad se muestra a toda la humanidad con sus bendiciones, “pero nunca las dejó sin pruebas de sí mismo y de su bondad. Por ejemplo, les envía lluvia y buenas cosechas, y les da alimento y corazones alegres” (Hechos 14:17). En otras palabras, todos nosotros, incluso los no creyentes, son capaces de disfrutar mucho de la bondad de la vida, que nos ha dado el Señor.

1. Sí, el cielo nos espera, pero Dios quiere que estemos alegres y disfrutemos de toda Su bondad, camino a nuestro verdadero hogar.

2. Dios es bueno para con todas las personas de alguna manera y tanto como para enviarnos a su Hijo para morir en nuestro lugar y darnos acceso a la vida eterna.

NPD/VCG