Lectura: Hebreos 11:32-40

Hace un tiempo se dio a conocer una carta que Albert Einstein envió a su hijo Eduard, en donde le aconsejaba lo siguiente: “La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir moviéndose”.  Sin duda este es un gran principio y más proviniendo de un gran físico.

Este principio también es aplicable a nuestra vida de fe, como creyentes es necesario que continuemos avanzando aun si nos encontramos ante una situación complicada, y a pesar de que hallamos fallado y caído, y nos sintamos mal e indignos del perdón de Dios; debemos levantarnos reconocer nuestro error, pedir disculpas y seguir nuestro crecimiento espiritual.

En la Palabra de Dios encontramos muchos ejemplos de personas que experimentaron graves fracasos personales, tan sólo recordemos algunos: Abraham le mintió al faraón al decirle que su esposa Sara era su hermana (Génesis 12:11-17); Jacob engañó a Isaac, todo con el fin de obtener una bendición que no le pertenecía (Génesis 27:18-29); Moisés desobedeció a Dios al golpear la roca en lugar de hablarle (Número 20:7-12).  Sin embargo, a pesar de las caídas, sobre estos hombres se nos dice: “Y todos estos… recibieron buen testimonio por la fe…” (Hebreos 11:39).

Hoy es un buen día para reconocer nuestros errores, hoy es un buen día para volver a ser quienes Dios quiere que seamos, personas capaces de decir me equivoqué, perdí el equilibrio y caí, ahora estoy dispuesto a afrontar las consecuencias de mis actos, quiero levantarme, y lo más importante no quiero seguir alejado de Dios y de mis seres queridos.

  1. La Biblia muestra a las personas tal y cómo fueron, con sus aciertos y errores, asimismo muestra a un Dios que está presto a perdonar y dar una nueva oportunidad.
  2. Volvamos a subir a la bicicleta de la fe para continuar la aventura que llamamos vida, rumbo a la meta al lado de nuestro Señor.

HG/MD

“Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6).