Mártires de la Fe
Congregación, Perú, 1991
Los terroristas habían asesinado a su predicador la noche anterior. Su cuerpo estaba sobre el suelo bajo una sábana y rodeado de velas encendidas. Los terroristas también habían quemado el templo donde se reunían y diecisiete casas que pertenecían a creyentes que asistían a ese templo.
El grupo ya no tenía templo, no tenía predicador y ya no tenían casas donde vivir. Sin embargo, unos 30 de ellos continuaron reuniéndose audazmente. Se pararon firmes y sin temor en la lodosa calle para celebrar su servicio de canticos, rindiendo un homenaje a la persona que estaba bajo la sábana y para dar gloria a Jesús, por el que estaban dispuestos hasta ofrendar sus vidas.
“Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio y sin temor alguno a sus adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción. Para ustedes, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios.” Fil 1:26-27 (NVI)
Tomado del libro: Locos por Jesús, pag. 283.