Lectura: Romanos 12:9-16

Un amigo me dio un artículo que habla sobre un “recital de órganos”, lo cual podemos pensar que no sería un tema muy atrayente para leer. Y decía algo como lo siguiente:

“Después de una semana en el hospital, un hombre se encuentra con su vecino y le cuenta los resultados de su experiencia. Que su corazón estaba en mal estado,  que los riñones y el hígado estaban apenas funcionando, que su estómago estaba en pésimas condiciones y así continuo detallando los males de sus órganos.” Luego este vecino le comentó a otro: «Sabes he escuchado un recital de órganos completo.»

Todos hemos tenido que escuchar a personas que parecen disfrutar contadole a otros todos los detalles de sus problemas. Podemos sentir pena por ellos, pero también esto produce incomodidad en nosotros, al tener que escuchar su recital sin fin de dolencias físicas.

Podemos pedirle al Señor que aumente nuestro amor cristiano, para que estemos, realmente interesados ​​en los problemas de los demás. Este mundo lleno de problemas tiene una tremenda necesidad de amigos que deben ser buenos oyentes y que sean capaces de: “llorar con los que lloran” (Romanos 12:15). ¡Qué consuelo y aliento podemos impartir en otros, al estar dispuestos a prestar nuestro oído a alguien que está sufriendo! Esto puede ser un verdadero servicio para Cristo.

1. El Señor Jesús tenía un ministerio de compasión. Con la ayuda del Espíritu Santo y con un corazón compasivo y comprensivo, podemos también tener un ministerio para oír al necesitado.

2. Danos un corazón compasivo y tierno, como el Tuyo; tocado por las necesidades de los que están alrededor de mío.  Lleno de compasión divina.

3. En un mundo al que no le importa nada, hay que preocuparse más.

NPD/RDH