Lectura: Salmos 145:13-21

La promesa de Dios de estar con su pueblo (Salmo 145:18.) Es un regalo maravilloso que a veces damos por sentado. Pero hay momentos en la vida de cada creyente cuando Su presencia se convierte en una preciosa realidad.

Hace unos años, me hundí en un período característico de ansiedad y depresión. Después de muchos años de estabilidad espiritual y emocional, yo estaba casi abrumado con pensamientos oscuros. Luché para contrarrestar la desesperación con las verdades de Dios y la ayuda del Espíritu Santo.

Entonces, una noche fui a escuchar a un grupo de música góspel, me habían contado que el grupo cantaba letras sencillas, pero profundas.  Durante su concierto, el cantante presentó una canción nueva que había escrito, que decía algo como lo siguiente:

“¡Él está aquí, aleluya! ¡Él está aquí!, ¡amén!
Él está aquí, santo, santo, santo. Bendeciré a su nombre nuevamente”

Estas palabras expresan una de las verdades más familiares de la Biblia, una verdad que siempre había dado por sentada.  ¡Pero en qué forma me habló esa noche!  Me trajo una tranquilidad  increíble, me dio liberación y me brindó esperanza.  El Señor usó esa canción gospel para provocar un cambio en mi vida.  Comencé a apreciar la presencia de Dios de una manera fresca y vigorizante.

Como hijos e hijas de Dios, podemos pensar que deberíamos estar exentos de las luchas emocionales, pero esto no es así. Si te parece como si Dios te hubiera dejado, si estás abatido, si te sientes solo y asustado, medita en la verdad de estas hermosas y simples palabras: “¡Él está aquí, aleluya!”

1. “¡Él está aquí, aleluya!” ¿Lo crees verdaderamente? Ponlo en práctica.
2. Cuando un creyente pasa por problemas, Dios está allí con él.

NPD/DCE