Lectura: Génesis 3:1-13

Un empleado municipal en Lodi, California, demandó a la ciudad por daños y perjuicios luego de haber chocado su propio automóvil al dar marcha atrás con el camión de basura que él mismo estaba conduciendo. El hombre de 51 años argumenta que, debido a que el “vehículo municipal dañó mi vehículo particular”, la ciudad le debe $3,600. Con todo lo ridículo que esto suena, echarle la culpa a los demás ha sido una característica humana básica desde el comienzo.

Cuando Adán y Evan comieron del árbol prohibido, sus ojos fueron abiertos y perdieron su inocencia. Dios le hizo al hombre una pregunta sencilla pero penetrante: “¿Dónde estás?” (Gén. 3:9). En el pasado, Adán tenía una comunión íntima con Dios, pero ahora respondió con temor y se escondió.

La pregunta de seguimiento de Dios fue más condenatoria que la primera: “¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?” (v.11). Luego comenzó el juego de la culpa. “La mujer que Tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (v.12). El hombre le echó la culpa a Dios y a la mujer por su pecado. La mujer le echó la culpa a la serpiente en vez de culparse a sí misma. Desde ese día en el jardín del Edén, tendemos a echarle la culpa a los demás en vez de asumir nuestra responsabilidad por nuestras elecciones pecaminosas.

Cuando pecamos, debemos asumir la responsabilidad. Oremos como David: “Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad” (Sal. 32:5).

  1. ¿Dónde estás?  Al contestar esta pregunta sabrás exactamente dónde está tu relación con Dios.  No hay puntos intermedios: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente.   ¡Ojalá fueses frío o caliente!  Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. – Apoc.3:15-16
  2. Es natural, pero no aceptable que le lancemos la culpa de lo que nos pasa o dejamos de hacer a otros, esto no debería de ser así, debería aceptar humildemente nuestras equivocaciones y pedir ayuda y consejo cuando la necesitemos, en el momento oportuno y no hasta que nos sintamos que tenemos el agua llegándonos hasta el cuello.   Depende de ti, y terminamos con la pregunta de inicio: ¿dónde estás?

NPD/MW